Nunca pude contra mi imaginación. Por las noches el venía a mi cabeza y vivíamos vidas diferentes entre sueños. Por la mañana la realidad era casi irreconocible, indefinible; siempre me cuesta varios minutos entender que todo fue un sueño, que la realidad (el aquí y ahora) es completamente diferente. Decenas de veces me desperté buscando al lado mío a con quien compartía cama en mis sueños. Sí, debo admitir que mi imaginación es más que poderosa.
Si yo pudiera vivir en el mundo que he creado en mi cabeza, sería reina y dueña de todos. Porque en mi imaginación el me ama, me conserva como a un tesoro: no quiere perderme. En mis sueños me cuida, me hace el amor con ternura, me acaricia hasta que me duermo. En mis sueños. Allí soy hermosa e inteligente, nadie puede ganarme; no hay límites ni barreras: todo lo puedo. Omnipotente, en mis sueños lo soy.
Y cuando algún sueño se asemeja muy acabadamente a la realidad pienso que debo llevarlo a cabo.
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